Podrán cortar el árbol del amor
pero sus raíces siempre quedarán fundidas en ti
Podrán talar su tronco
podar sus ramas
ahuyentar a las aves
que un día anidaron en él
Podrán barrer las hojas que alegres lo poblaron
y ocultar su sombra
Podrán silenciar el viento
que cantó con sus ramas
o secar la resina
que desbordó sus entrañas
Pero tú siempre serás la fuente
que regó su tierra
la tierra que acogió su ser
el agua que besó su alma
(A la dulzura personificada, hecha savia y carne en ti)
(Carlos Dómine)
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